Shakespeare me mintió
En
un minuto hay muchos días
William Shakespeare
Vivimos de ilusiones y mentiras. Nos
confunden y nos confundimos. Creemos que somos inmortales hasta que una piedra
nos hace tropezar y tomamos conciencia de que somos seres con un principio y un
final.
Confundimos el tiempo y la espera nos hace
creer que los minutos no pasan; cuando nos esperan, en cambio, imaginamos
llegar corriendo.
Y todo es relativo, no pensamos como el otro,
no nos gustan las mismas cosas ¬dormimos cuando otros despiertan.
Shakespeare divagó diciendo: “en un minuto
hay muchos días”. Ojalá que eso fuera
cierto, así podríamos disfrutar varios días de ese minuto irrepetible en que
vimos nacer a nuestros hijos; estiraríamos
la ilusión de creer que el ser que se está muriendo va a vivir muchos
días más; gozaríamos de los pequeños instantes de felicidad extendiéndolos como
si fueran un chicle extraído de la boca de un niño; dormiríamos
más mañanas en vez de
levantarnos corriendo para ir a cumplir con nuestras obligaciones.
Me mentiste William, en un minuto hay sesenta
segundos; para tener varios días debo esperar pacientemente que las agujas del
reloj den una vuelta y otra vuelta y otra vuelta.
¡Me mentiste William!
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