No la perdonó
La chica-mujer
grande fue a comprar los regalos navideños. Papá Noel la había nombrado su
secretaria y ella se sentía honrada por la responsabilidad.
grande fue a comprar los regalos navideños. Papá Noel la había nombrado su
secretaria y ella se sentía honrada por la responsabilidad.
Estacionó el
auto, bajó, recorrió comercios, adquirió algunos obsequios; se detuvo a mirar
una vidriera y unas remeras ( de esas que ella usa) le gustaron. Entró al
local, averiguó el precio, dijo: “me llevo las dos” y cuando el comerciante iba
a cobrarle, la chica-mujer grande lo interrogó: “¿tenés mallas?”. “Sí, me queda
una del año pasado, este año no voy a traer porque no se justifica, la
temporada es corta y…” Mientras pensaba “a mí qué me importa la temporada”, la
chica-mujer grande preguntó: “¿me la puedo probar?”. Hacía años que no se
compraba una malla; tenía una cicatriz que no era para andar luciendo pero
ahora estaba más cicatrizada ( la cicatriz), entonces no importaba, además, al
que no le gustara que se jorabara.
auto, bajó, recorrió comercios, adquirió algunos obsequios; se detuvo a mirar
una vidriera y unas remeras ( de esas que ella usa) le gustaron. Entró al
local, averiguó el precio, dijo: “me llevo las dos” y cuando el comerciante iba
a cobrarle, la chica-mujer grande lo interrogó: “¿tenés mallas?”. “Sí, me queda
una del año pasado, este año no voy a traer porque no se justifica, la
temporada es corta y…” Mientras pensaba “a mí qué me importa la temporada”, la
chica-mujer grande preguntó: “¿me la puedo probar?”. Hacía años que no se
compraba una malla; tenía una cicatriz que no era para andar luciendo pero
ahora estaba más cicatrizada ( la cicatriz), entonces no importaba, además, al
que no le gustara que se jorabara.
Corrió la cortina
del probador, entró, cerró la cortina. Se desvistió, se vistió la malla, se
miró en el espejo y sonrió: “justo lo que buscaba” pensó la chica-mujer grande.
Se desvistió la malla, se vistió, corrió la cortina y adelantó el pie derecho
para salir, siempre mirando al piso. El miedo a caerse hacía que conociera
todas las baldosas que pisaba; ese miedo la llevo a chocarse con alguien, sin
mirarlo dijo “perdón”. Alguien no contestó y la chica-mujer grande pensó: “
¡qué maleducado”, levantó la vista para ver a su “chocado” y unos ojos fríos,
unos brazos caídos al costado del cuerpo y un cuerpo rígido como el de un
…MANIQUÍ le dieron la respuesta.
del probador, entró, cerró la cortina. Se desvistió, se vistió la malla, se
miró en el espejo y sonrió: “justo lo que buscaba” pensó la chica-mujer grande.
Se desvistió la malla, se vistió, corrió la cortina y adelantó el pie derecho
para salir, siempre mirando al piso. El miedo a caerse hacía que conociera
todas las baldosas que pisaba; ese miedo la llevo a chocarse con alguien, sin
mirarlo dijo “perdón”. Alguien no contestó y la chica-mujer grande pensó: “
¡qué maleducado”, levantó la vista para ver a su “chocado” y unos ojos fríos,
unos brazos caídos al costado del cuerpo y un cuerpo rígido como el de un
…MANIQUÍ le dieron la respuesta.
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