viernes, 16 de abril de 2021


Y cuando creíamos que estábamos en la orilla, vino una ola y nos devolvió al mar, al caos, al miedo.


jueves, 15 de abril de 2021

 

No al todos

Generalizar es malo. Decir: "todos los políticos son corruptos" es malo porque muchos no lo son.

Encerrar a todos porque suben los casos positivos es malo. En muchos lugares, el cuidado con protocolos se cumplió y no hay que dramatizar.

Cerrar todas las escuelas y castigar a todos los chicos es malo. En muchas escuelas no hubo problemas.

En lo único que debemos generalizar y acá sí va el TODOS es en la vacunación. Todos los que quieran vacunarse deben poder hacerlo. Es la única excepción.

En Argentina somos expertos en generalizar y así nos fue.

El encerrarnos a todos

no nos va a proteger.

Lo que se impone no es útil,

lo que sirve es convencer.

martes, 26 de enero de 2021

 2021- Se va enero

Calor. Demasiado. El agua de la pileta juega con la paleta de colores que le brindan las mallas. Relax


Recreo. Después de un año vivido entre encierros y miedos, el sol nos premia con su ternura. Distancia y cubrebocas que no ocultan las sonrisas.



viernes, 22 de enero de 2021

Un blog de "cortitos"

 

Doble apellido

- González Fernández!

- Presente señor

-¿Qué pasa que no se ocupa del 800 de su calle?

- Es que...

- No quiero excusas

- Señor...

- Estoy cansado de que reclamen. Que la Coca se esguinzó el tobillo, que el Pancho rompió el auto, que el Pichu no alcanzó a la Pancha

- Señor...

- Se ocupa y Basta! Mucho doble apellido, pero su calle es un desastre.

 

Quinimeacuerdo

-O2, 13, 33, 15, 00, 44. ¡ Anotáme esos!

-¿Qué?

-Vos anotálos. Después te cuento.

-¡Viejo! Salieron en el Quini los números que me dijiste.

-¡La puta! Y yo que creí que había soñado.

 

 

Vivir cansa

-Escuchá

-¿Qué?

-Disparos. Llamá a la policía.

Dos cuerpos, el de un hombre y el de una mujer.  Dos perforaciones, una en cada cabeza. ¿Homicidio y suicidio? Vivir muchos años es cansador.

 



Preguntonta-Resputonta

La chica viajaba en el micro parada, como siempre los asientos estaban todos ocupados. Llevaba varios libros abrazados. Cuando se acercó a la puerta de adelante porque debía bajar, el conductor frenó.

La lectora se cayó de rodillas. El chofer la miró y preguntó: “te caíste”.

Veloz, ella respondió: “no, me arrodillé a tus pies para sacar el boleto”.

Moraleja: Si no te gusta la respuesta, no preguntes.

jueves, 10 de octubre de 2019

Amor flamenco


Amor flamenco
  Amor eterno. Así definieron a lo nuestro unos humanos que nos vieron. Yo la espero todas las tardes a la sombra de un árbol para reservarle el agua más fresquita.
  En mi pico le traigo sus algas preferidas y a veces, algunas diatomeas. Llegué a estar casi una hora sumergido eligiendo la mejor comida para mi amada.
  Aunque podemos volar, también  estamos capacitados para sumergir nuestra cabeza para alimentarnos. Cuando está por llegar,  con mi cuello dibujo un signo de interrogación y muevo suavemente la cola para darle brillo a las plumas. Por ella hago cualquier cosa.
   Hace años emigramos hacia otro lugar pero hacía frío y como buenos caribeños, amamos el calor, el ritmo, los colores, por algo somos rosados para dar alegría y ternura.
  Si tarda en llegar me apoyo sobre una pata y doblo la otra y luego cambio, así cuando viene estoy descansado y puedo darle todos los mimos que me pide.
  Nos amamos como dos flamencos porque eso somos. Una vez vinieron unos fotógrafos y nos retrataron y oí que uno decía: “ qué ejemplo para nosotros, sólo son flamencos pero mirá el amor que se tienen, un amor eterno! “
  Los dejo. Viene mi media naranja, perdón… mi media flamenca.

Shakespeare me mintió


Shakespeare me mintió

                                           En un minuto hay muchos días
                                                                William Shakespeare

  Vivimos de ilusiones y mentiras. Nos confunden y nos confundimos. Creemos que somos inmortales hasta que una piedra nos hace tropezar y tomamos conciencia de que somos seres con un principio y un final.
  Confundimos el tiempo y la espera nos hace creer que los minutos no pasan; cuando nos esperan, en cambio, imaginamos llegar corriendo.
  Y todo es relativo, no pensamos como el otro, no nos gustan las mismas cosas ¬dormimos cuando otros despiertan.
  Shakespeare divagó diciendo: “en un minuto hay muchos días”.  Ojalá que eso fuera cierto, así podríamos disfrutar varios días de ese minuto irrepetible en que vimos nacer a nuestros hijos; estiraríamos  la ilusión de creer que el ser que se está muriendo va a vivir muchos días más; gozaríamos de los pequeños instantes de felicidad extendiéndolos como si fueran un chicle extraído de la boca de un niño; dormiríamos
más mañanas en vez de levantarnos corriendo para ir a cumplir con nuestras obligaciones.
 Me mentiste William, en un minuto hay sesenta segundos; para tener varios días debo esperar pacientemente que las agujas del reloj den una vuelta y otra vuelta y otra vuelta.
¡Me mentiste William!


No la perdonó



No la perdonó
   La chica-mujer
grande fue a comprar los regalos navideños. Papá Noel la había nombrado su
secretaria y ella se sentía honrada por la responsabilidad.
   Estacionó el
auto, bajó, recorrió comercios, adquirió algunos obsequios; se detuvo a mirar
una vidriera y unas remeras ( de esas que ella usa) le gustaron. Entró al
local, averiguó el precio, dijo: “me llevo las dos” y cuando el comerciante iba
a cobrarle, la chica-mujer grande lo interrogó: “¿tenés mallas?”. “Sí, me queda
una del año pasado, este año no voy a traer porque no se justifica, la
temporada es corta y…” Mientras pensaba “a mí qué me importa la temporada”, la
chica-mujer grande preguntó: “¿me la puedo probar?”. Hacía años que no se
compraba una malla; tenía una cicatriz que no era para andar luciendo pero
ahora estaba más cicatrizada ( la cicatriz), entonces no importaba, además, al
que no le gustara que se jorabara.
  Corrió la cortina
del probador, entró, cerró la cortina. Se desvistió, se vistió la malla, se
miró en el espejo y sonrió: “justo lo que buscaba” pensó la chica-mujer grande.
Se desvistió la malla, se vistió, corrió la cortina y adelantó el pie derecho
para salir, siempre mirando al piso. El miedo a caerse hacía que conociera
todas las baldosas que pisaba; ese miedo la llevo a chocarse con alguien, sin
mirarlo dijo “perdón”. Alguien no contestó y la chica-mujer grande pensó: “
¡qué maleducado”, levantó la vista para ver a su “chocado” y unos ojos fríos,
unos brazos caídos al costado del cuerpo y un cuerpo rígido como el de un
…MANIQUÍ le dieron la respuesta.
                          
basado en un hecho real